Chica de ciudad
Camina
como si nadie la estuviera viendo,
Jugando
a la cuerda floja con la línea de las baldosas.
Su
largo cabello negro juega con el viento,
Se
anuda y se desenreda sin mediar intervención.
Lleva
siempre abiertos los cierres de la cartera
Como
invitando a espiar.
Su
celular está siempre en volumen mínimo,
Para
que no la aturda y
Porque
no espera llamadas importantes en verdad.
Cuando
va al cine o al teatro
Deja
al descubierto a la niña interior
Con
inmensa capacidad de asombro
Y
excitación que abre grandes los ojos
Al
tiempo que sonríe con emoción sincera.
Una
vez al mes compra alguna planta
Para
decorar el balcón ya que suelen secarse
Porque
no tiene idea de jardinería,
No
sabe más que regar.
Evita que le abran la puerta
Ni
que le paguen un trago en un bar.
Vive
en el pequeño octavo piso
De
un edificio antiguo que entona
Con
los pocos muebles usados
Que
le cedió su tía abuela.
Ella
pasó por alto los 30 años.
Todavía
tiene ilusión de amanecer
En
los brazos de algún compañero
A
quien le importe que sea ella.
Pero
la lista de ex novios y estrellas fugaces
Preanuncian
más de lo mismo.
Poco
a poco, como sus amigas,
Hace
menos de los grandes planes:
Desistió
de los viajes lejanos
Y
grandes hazañas, teniendo en cuenta
Un
gran esfuerzo por pagar el alquiler.
Si
necesita algo de acción,
Se
refugia en un buen libro.
Cuando
se siente agobiada
Llora
un poquito bajo la ducha.
Cuando
se siente tranquila
Deja
perder la atención entre las nubes.
A
pesar de la tristeza en su mirada,
A
menudo regala sonrisas y sin causa.
Tal
vez sus suspiros sean añoranzas
De
abrazos perdidos.
Cuando
algún cliente la aburre,
Lo
disimula pacientemente
Más
sus bostezos la delatan.
En
ocasiones se pone verdaderamente feliz
Con
unas gracias, arribándole contentura larga.
Últimamente
anda mirando al piso
Como
esquivando las falsas miradas.
Le
ha confesado a un ser querido
Que
ya no cree en las hadas.
Trabaja
mucho, para llegar cansada,
Soy representante de la fundaciòn Edbroh, si usted le interesara publicar su obra... Nos puede contactar al siguiente e-mail:
ResponderEliminaredbroh@gmail.com
(somo una fundaciòn no se le exige un coste financiero)
Frederick ALva
Asistente del editor
Es un perfil muy contemporáneo el de la chica del texto. Las ciudades últimamente están plagadas de mujeres así, no obstante, cada una de ellas tiene su propio micro mundo en el cual sus historias y sus aconteceres seguramente serán únicos e irrepetibles.
ResponderEliminarSin embargo, como lector del texto, al llegar al final del mismo debo decirte que me quedó un dejo de tristeza, cierta soledad cargada de melancolía en el pequeño departamento del octavo piso. Pero a pesar de eso, y de haber vivido yo también en pequeños espacios (casi siempre en los quintos pisos), también hay cierto punto de fuga y una revancha que la chica tiene en cuanto a su exploración personal, su aprendizaje de vida, y su armonía de vida.
Los ex novios y las estrellas fugaces son parte del combo. Uno jamás, jamás, podrá saber cuál fue o es el verdadero complemento... aunque tal vez sí en el momento del último suspiro y si no se ha perdido el disercinimiento.
Por suerte hay una lucecita que nunca se apaga. Y si hemos aprendido no hemos perdido todo.
ResponderEliminarGracias Miguel por tus comentarios. Me gustaron mucho. Un cordial saludo.