Aprendí a decirte quiero
Noté las emociones que cada ser me
producía.
A veces tuvo importancia,
En ocasiones que haya una relación no tenía
que ver
Más siempre, había cierta predeterminación
Según cuan más favorable o negativa fuera
la cosa interior.
A medida que fui madurando y conociéndome
Pude descubrir hasta donde yo podía moderar
mi sentir.
También me cultivé en darle espacio y no
cargar de significados,
En base a prejuicios, lo que recién estaba
comenzando.
Luego se convirtió en un alivio.
Pude descifrar el código cargado en cada
sentimiento
Y así, mejorar su interpretación para mi
crecimiento.
Mis vínculos con los demás se volvieron más
saludables.
Ahora, insto a mis compañeros de vida a
buscar su verdad,
A comunicar con claridad lo que llega a
latir.
Tuve que empezar yo primero
Poniendo en palabras las sensaciones;
Aprendiendo a pedir, acostumbrándome a mi
voz;
Otorgándole espacio a quienes me lo quieren
dar;
Reconociendo mis valores y mis capacidades.
Así, mantener la mirada firme delante de
otros ojos,
Aunque fuesen los propios reflejados en el
espejo;
Logré reconocer mi presente, mi lugar, mi
postura
Y pararme a defender mi futuro, mi ilusión
y mis anhelos;
Tuve que hacer el ejercicio de querer y aprender
a decir te quiero.
Noté como todo ha a mi alrededor también ha
ido evolucionando.
Alcancé, sin pensar, un nivel de confianza muy satisfactorio.
Se que me hablo y se que me escucho.
Alcancé, sin pensar, un nivel de confianza muy satisfactorio.
Se que me hablo y se que me escucho.
Y que las puertas doble bisagra están
abiertas como nunca antes
A todo aquel que ansíe mis puertas cruzar.
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