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Mostrando entradas de agosto, 2016

Nunca hablé de amor

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El sexo lo complica todo, ellos lo usan y se bañan,  ellas se enganchan e inventan historias sin fin salvo, las que lo usan como ellos sin ningún conflicto.  Ellos se sienten poderosos y ellas se sienten frágiles salvo, las que se empoderan dejando de sentir. El sexo lo complica todo pues, dejamos de mirar a los ojos o sólo ocurre en el encuentro bajo la tenue luz donde la piel responde y los besos no tardan en hablar. Ellos se vuelven presentes y hasta se animan a decir, ellas se ponen ardientes  hasta dejan de pensar que más hay.  El sexo lo complica todo y deja huellas para recordar, ellos las llevan por dentro, dicen  que el corazón alguna ha roto,  mientras que ellas se hacen tigres, osan esconder cicatrices,  siendo que tatuados sus hijos en su piel puedes ver. El sexo lo complica todo porque muestra la verdad de lo etéreo de los hombres que se necesitan, se buscan, se desean ...

Pero no

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Si me preguntan por él debo decir que no lo conocí más allá de haber tenido un par de encuentros íntimos, no sé. No sé cual es su color favorito, en que ciudades ha caminado, que música acompaña su jornada ni cual es su sabor de helado, o si come goma de mascar... Nunca hablamos de sus sueños, -ni sé si alguno tiene- o que piensa acerca del pasado, y si olió alguna flor real. La última vez en su morada caminaba descalzo; había empezado a fumar. Bebía siempre gin con hielo. A mi me daba igual. Se hacía el espíritu anciano pero actuaba como un niño (de los que almuerzan casi a diario con mamá). La noche cuando lo conocí aquella en el bar de Pepe, nos paramos frente a frente, mirándonos a los ojos fijamente, ambos de color marrón. Inevitable sonreír... Los cuerpos se acercaron con la luz tenue, música de festejo (la contradicción). La noche fue avanzando, nuestros amigos uno a uno marchando. El adiós era consigo imposible consentir. Esa noche lloviznaba. Caminamos a su mor...

Simplemente es

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Siempre tendrás la puerta abierta para salir por donde entraste pues quedarte no es sino una reiterada elección. El amor no se mendiga, es la más infinita abundancia en si misma y sin distinción, brota y rebalsa cuando hay. Cuando da se renueva, se multipla diría el Tao. El amor es esa llama de la que no puedes escapar ya que te habita como tu andar es en esta Tierra. No hay relaciones sin el primer acto de vida, respirar, tomar conciencia, y mirar hacia Tu propio ser para reconocer a otro Tú. Indiscutidamente indivisible, inaudible e intangible, cuando cierras los ojos despejas las dudas si es. Bettina Dávalos