Acertijos

Mañana sombría amanecía por moribunda ilusión que mataste cuando un día renunciaste a mi calor.
Mi corazón aturdido grita en silencio, mi alma al desnudo se sofoca en canciones de acordes perdidos, tristes y olvidados tan diferentes si escuchan tu voz.
Pienso el porque y no encuentro razón, no logro entender que ante tan breve ayer puedas elegir renunciar a nuestro sentir, a nuestro querer.
De tantas voces que oías decidiste silenciar la mía dejando me ahogue en el desencanto.
En el destino no hay factor suerte sino elecciones que lleven al fin.
No tengo más fuerzas ni contra que luchar.
Me imaginé contigo, visualicé algo hermoso. Sólo quería tu felicidad. Y que sea compartida, caminando juntos, promoviendo en la vida algo mejor.
El legado que ya no dejaremos queda intacto entre los querubines junto al Señor.
Después de ti querido, mi pasión va perdiendo el sentido.
Nada es eterno, lo he comprobado.
Ya no imagino campos florecidos, de tibias brisas y rayos de sol.
Te amaré cien veces, no debes dudar, más seguiré la ruta que el destino quiera presentar.
No escucho eco en la solitaria habitación.
Quema la soledad de la noche, me extravío sin tu latido.
Deberé empezar escapando al ocaso que trae a su paso y con sorpresiva prisa el gélido beso del desamor.
Nos creí eternos hasta chocar contra el muro de la finitud.
La desesperanza me enseña el truco, ya no hay magia que pueda existir.
Hay fórmulas simples como la de tú y yo. Partida que sólo se juega de a dos.
La voz muere en la afonía imperfecta de tu deserción.
En la escasez del espectro se marchita este sentir.
Entre llantos y desasosiego se encendió la poesía de una triste historia sin la lumbre de tu amor.














Fotografía: Nastia Vesna

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