Desencuentros

Te quiero contar la historia de un hombre y de una mujer que se amaron pero, lo hicieron, en distintos momentos de sus vidas. El destino parecía reír ante sus desgracias y desencuentros.Se conocieron casi por casualidad. Ella llamó la atención de él pero el tenía compañía para aquel primer cruce. Poco tiempo más tarde intentaron su primera conversación directa cuando algo habían escuchado del otro, unas líneas bastaron para que él quisiera deshojarla aún más. Fue así que la invitó a salir y una tarde de domingo fueron al cine. El no dejaba de mirarla, coquetear y saborear la situación. Ella tímida y cautelosa, meditaba cada paso sin sospechar lo que aquella reunión daría lugar. Para resumir, un intenso pero cómodo beso cerró la velada. Era como si por mucho tiempo se buscaron y aquella mañana casual en la que se vieron por primera vez al fin los había encontrado, aunque distraídos, siempre esperanzados se vieron pero no se miraron.
Las propuestas no tardaron en aparecer, un corazón casi abatido resistía en ella que aceptó dudosa, ya que el roce del pasado estaba fresco, más la ilusión del futuro pudo más. Sin embargo, cuando se entregó a la posibilidad de una historia con aquel hombre dulce y misterioso, él se alejó para buscar otras emociones. Ahí fue la primera separación.
Desorientada intentó otros caminos, se tomó otros tiempos, ensayó otros sentires.
Él, en pocos días caía en la cuenta de que se había equivocado y que lo había buscado no era real ni lo sería jamás porque nacía de su propia fantasía. Pero, nada ni nadie podían con sus recuerdos, el de ambos. Las preguntas no tardaron en llegar, el hechizo se hizo notar. Y para dar respuestas ella revivió su número, él hizo un paso al frente y empezaron otra vez.
La nueva etapa ya comenzaba arrebatada pero insegura. Y la infame pesadilla se hizo realidad porque con tan solo unas miradas ella entendió que estaba enamorada. Él ni lo notó, en su postura inactiva solamente disfrutaba la compañía aunque analizaba la situación con calmada paciencia mientras se sumergía en el deleite que una inesperada vivencia le proveía.
Tiempos confusos, tan intensos como escasos, frágiles y sólidos, plenos e irresolutos, memorables y deleznables. Ellos aprendieron a jugar al amor, en cada encuentro un personaje, un permanecer a través del tiempo sin miras a la eternidad porque algo estaba ausente, pizcas no alcanzaban y había que juntar más por lo que deberían producir más, siempre y cuando ambos socios lo desearan. En conclusión, esto fue su segundo distanciamiento, no porque él no la amara sino, porque dudaba de que sea cierto. Esta oportunidad fue más sentida que la primera pero ineludible en verdad. Él había puesto en tela de juicio sus capacidades sentimentales varios años atrás y en ese momento pensó que tan intrascendente cuestión podría manipularse como él quisiera o frente a quien lo demandare.
Se preguntarán como alguien tomaba al amor como algo insignificante y maleable. Yo también me lo he cuestionado.
Luego vino la tercera. Claro. Él no podía evitar pensar en ella, necesitaba ser parte de su vida y compartirle la propia. Ella no le creyó. Ingenua o tonta le abrió la puerta con desconfianza, lo sentía cambiado, interesado, sensible. El tiempo demostraría si sería diferente esta vez o un nuevo error. El romance se alimentada de nuevo.
Casi fue irreconocible. Como anécdota fuera de contexto. Positiva, inmaculada, esperanzada, irreal. Ideas, situaciones, planes, sensaciones, encuentros, regalos, viajes, sueños y amaneceres que nos convencían de que se puede cambiar, si se desea con el corazón y, a través de las voluntad, se asume el compromiso.
Claro, también duro un buen tiempo pero terminó.
¿Vieron cuando se habla de que debes quererte a ti mismo antes de estar en condiciones de querer a alguien más? Con el compromiso pasa lo mismo. Y con la fidelidad igual. Primero debes tratar contigo.
La parte femenina de la historia, como muchas amigas que tengo, anhelaba el verdadero amor, para ello se entregaba en cuerpo y alma cuando el corazón lo ordenaba. No medía, tan sólo daba sin demandar. Es posible que haya cometido diversos errores en la relación a pesar de esforzarse día a día en gestar lo mejor para los dos, también tuvo momentos de debilidad e incertidumbre frente a su vida y su pareja. Pero cuanto tuvo una nueva oportunidad eligió permanecer.
El actor de esta novela le huyó al amor toda su vida. No se creía capaz de dar ni disfrutar la inmensidad de los afectos correspondidos que se expanden y combaten todo a su paso. No se sentía agraciado para disfrutar de la plenitud de estar bien acompañado y demostrar al mundo que el amor es posible y eterno en esta tierra de soledades y desencuentros; que de a dos quizás no todo es posible pero dan más ganas de intentarlo. Que una mano siempre encontrará otra mano en la mitad de la noche. En definitiva, no juntó el coraje para asumir su vida llena, la que deseaba pero temía.
Y cuando renunció a ella, se perdió en el mismo.
El desapego en ella intoxicó unos pasos pero, sólo algunos, y se tomó unos días, bastantes, encendió el motor y se recorrió otro poco, hacia adentro. Supongo él también.
La verdad nadie sabe si tendrán una próxima ocasión ellos dos. Si los conocieras, como yo, dudarías con más razón. Ella en el caballo blanco y él desde la torre negra seguramente ya planean arrasar nuevos tableros. En estas cuestiones cada pieza en particular nos sorprende incansablemente cada vez que se abre un juego nuevo.
Lo importante aquí no es quien es el bueno y el malo de la película, ya que de otra manera no hubiera sido lo que fue, sino más bien como los momentos, actitudes y empeño que promulgó él, porque lo concibió desde adentro, generaron en ella el deseo de trascender juntos de modo tal que se logró transformar al encuentro de dos extraños en una historia entre lo mundano y lo sagrado; una historia de amor, para ambos la más sentida, que fue grabada en sus corazones.
Me gustaría pensar que el amor es simple, infinito y posible pero cuando me topo con historias como esta realmente me pregunto si es para todos lo más deseado. Mientras tanto sigamos pensando que si.

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