Abuelo Alberto

Una fina estampa, el caballero de mis sueños.
El referente en todo, el parámetro, la ley y el pilar.
De gran fortaleza y seguridad, era lo máximo a imitar.
Nuestra verdad.
Hasta que sucumbió a su humanidad.
Porque el momento impostergable a todos

nos llega sin reservar,
trayendo desconcierto e infelicidad.
Nada es eterno. Ni el mundo se detendrá jamás.
Dicen que ninguno es imprescindible.
Lo cierto es que nadie lo reemplazará.
Me tomó 6 meses despedirle en realidad.
Me tomará una vida lograrlo olvidar.
Para nosotros una leyenda, para muchos alguien más.
Casi nos perdimos cuando lo vimos parar de marchar.
Empezó una batalla interna, una lucha sin igual.
Tuvimos que improvisar, inventar y repensar.
En el intento, tropezamos una y otra vez.
Pero no nos dejamos vencer.
Y en su honor nos levantamos de nuevo.
Duele reconocer que sus lindos ojos verdes ya no estarán.
Pero un sabor agridulce me colma al saber

que su ejemplo grabado en nosotros está.



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