Comprender

Otra vez sentada junto a la fragilidad,
con la incertidumbre de seguir o claudicar,
con la innecesaria incógnita
sobre dejar partir lo que no aporta más.

He pasado la historia inventando estrategias,
haciendo miles de planes, generando proyectos,
y no recuerdo ni a uno sólo
que haya cumplido con puntualidad.

Me dejé amedrentar, empecé a callar.
Me rendí ante él una y otra vez.
Confundí cariño con dominación,
me volví débil por elección.

Comencé a olvidar mi vocación,
alejándome de lo que siempre añoré.
Arrastré el error en cada relación
más me envolvió la autocompasión.

Siempre quise ser grande y
ahora me siento muy pequeña.
Elijo y no actúo, y luego me quejo
lamentando el desacierto de no creer en mi.

Reconozco en la ilusión mi velo de ingenuidad
que peco por cobarde en la vulnerabilidad,
que de tanto querer templar mi carácter
lo volví de delgado cristal.

Ya es tiempo de sostener las negativas
y aprender a fortalecer mis convicciones,
dejar de reciclar emociones perdidas
y de coleccionar las piedras de mi vida.

Voy a regalar las postales del ayer.
Me desharé de los recuerdos vacíos.
Renovaré el aire, puliré el metal, reviviré el fuego
 Y fluiré como las olas en el mar.






Fotografía: Nastia Vesna

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