Tibia soledad
Era una chica tímida, de las que marchan en soledad,
Que tienen la mirada al piso y les cuesta suspirar.
La sonrisa quedó en el armario y los oídos en un diván,
La voz se tiñó de gris y la piel parece querer olvidar.
De esas brisas de cajón, como alegrías de ayer.
Una bella escultura espolvoreada del no ser.
La veo pasar vestida de azul, negro o marrón.
Son suaves sus pasos, pausado su caminar.
Luego de una hora en el ex ferrocarril San Martín,
Trabaja de ocho a seis sin mucho entusiasmo por seguir.
A la salida merienda un yogur frutado en la plazoleta,
Lee un libro o usa el mp3 mientras suspira e intenta
Recordar -con esfuerzo- lo desde siempre irreal.
Cuando el sol no entibia y las palomas parecen agotadas
Regresa a su casa en el tren, y con mirada perdida imagina
Que alguien la sorprende gratamente en su portal
Enloquecería –se dice- entre rosas y bombones,
Y va dibujando castillos en el vidrio,
Aunque en ocasiones no lo cree más.
Es interesante ver como en el campo o en la ciudad,
Las muchachas sueñan con la eternidad,
Ser rescatadas, derribar muros,
Traspasar fronteras y hasta que se van a casar.
Pero están aturdidas, esperando sin más,
Lo que sabe a milagro y las hace dudar.
Porque no se animan, no saben crear,
Elevar la mirada y aprender a volar.
Bettina Dávalos
Pintura: Leandro Lamas
Que tienen la mirada al piso y les cuesta suspirar.
La sonrisa quedó en el armario y los oídos en un diván,
La voz se tiñó de gris y la piel parece querer olvidar.
De esas brisas de cajón, como alegrías de ayer.
Una bella escultura espolvoreada del no ser.
La veo pasar vestida de azul, negro o marrón.
Son suaves sus pasos, pausado su caminar.
Luego de una hora en el ex ferrocarril San Martín,
Trabaja de ocho a seis sin mucho entusiasmo por seguir.
A la salida merienda un yogur frutado en la plazoleta,
Lee un libro o usa el mp3 mientras suspira e intenta
Recordar -con esfuerzo- lo desde siempre irreal.
Cuando el sol no entibia y las palomas parecen agotadas
Regresa a su casa en el tren, y con mirada perdida imagina
Que alguien la sorprende gratamente en su portal
Enloquecería –se dice- entre rosas y bombones,
Y va dibujando castillos en el vidrio,
Aunque en ocasiones no lo cree más.
Es interesante ver como en el campo o en la ciudad,
Las muchachas sueñan con la eternidad,
Ser rescatadas, derribar muros,
Traspasar fronteras y hasta que se van a casar.
Pero están aturdidas, esperando sin más,
Lo que sabe a milagro y las hace dudar.
Porque no se animan, no saben crear,
Elevar la mirada y aprender a volar.
Bettina Dávalos
Pintura: Leandro Lamas
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