Insomnio

No puedo dormir, la ansiedad se apodera de mi descanso, el bullicio de la noche de viernes perturba mis ideas, los perfumes del ayer se perciben en la cama y el recuerdo de un te quiero que ya no basta.
Doy vueltas, giro, abrazo la almohada. Se que no puedo lograr el calor que me falta.
Intento soñar con los ojos abiertos pero solamente proyecto un par de recuerdos.
Una fresca brisa se cuela por la ventana, la piel de gallina ante sus suaves caricias.
Resignada me siento, la luz debo encender, resulta inevitable empezar a pensar otra vez.
Los días recientes resultaron en vano y tan diferentes a lo proyectado.
Me siento atrapada y algo aturdida.
Tal vez la voluntad se ha tomado licencia. Si estaría de vacaciones preferiría estar en el mar y no en esta laguna de actuar.
Ha empezado a llover y aun se oyen algunas voces de los que naufragan en el anochecer. Ellos buscando afuera, yo merodeando por adentro, después de todo puede que no seamos tan diferentes, reconociendo en la improvisación nuestro mejor matiz y archivando los planes perfectos junto a los cuentos de final feliz.
El tic tac del reloj suena más fuerte, bien acompañado por la gotera en la cocina. Bingo! Se despertó la heladera.
Al menos las brujas están en la cueva.
Respiro profundo, más bien un bostezo, creo que ha regresado la hora del sueño.
Apago la luz, me tapo hasta el cuello, repaso el aroma, sonrío, me duermo.




Pintura: Vicente Romero

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