Mercurio

(Fotografía: Nastia Vesna)

Mamá era de Venus 
y papá era de Marte. 
Yo soy de mercurio. 
Tal vez por eso 
no nos logramos entender.
Cuando todos salen corriendo 

yo me quedo a ver. 
Pero cuando casi todos van despacio, 
yo empiezo a correr.
Será que algunas veces siento 

que no puedo conmigo, 
menos con los demás.
E idealizo a la gente.
Dejo que la felicidad guíe mis pasos, 

y así voy marcando mi camino.
Soy una solitaria. 

A veces me gustaría dejar de serlo. 
Pero es una cuestión natural.
Por momentos quiero salvar al mundo, 

por momentos busco desaparecer.
No se bailar de a dos, 

sin importar el ritmo, 
nunca me dejé llevar, 
nunca fui detrás.
Aunque para mí,

el amor es una elección... 
siento que anduve a destiempo.
Creía que al amor lo podía todo, 

que por sólo estar enamorada 
arrasaría contra el mundo.
Sintiendo haber rozado 

demasiadas manos 
sin que en al menos una 
fuese algo preciado.
Terminé repitiendo hasta el cansancio 

que el mío era un corazón roto 
y, por lo tanto, 
no funcionaba más.
Intenté preguntarle a Dios 

si tenía un repuesto 
pero el silencio me dijo demasiado.
Y así fue que con el tiempo 

empecé a dejarlo lado, 
no escuché más sus razones, 
me olvidé de él.
O de mi ser.
Llena de reflexiones 

sin caminos, sigo. 
Viviendo la vida como infinita.
Pasaron unos buenos meses 

donde la mirada cambié
 y la sonrisa ocultada dejé.
Poco a poco, lentamente, 

me olvidé de explorar.
Abatida, sin emoción, 

había abandonado la búsqueda 
y abrazado el allanamiento.
Sin siquiera intención, 

ausente de inspiración, 
una tarde de poca esperanza 
me dejé convencer.
Salí un poquito a pie, 

un poco en vehículo importado. 
Las palabras no pesaron, 
un lugar nada improvisado.
Unas horas más tarde 

cual milagro se había presentado. 
Eran vísperas de fecha patria 
pero eso no tuvo nada que ver.
Se oyeron los tambores, 

fuegos artificiales 
y un nuevo blues, 
en medio de mi pecho, 
comenzando a sonar. 
No tuvo nada que ver. 
La orquesta era él.
Y hoy quedó en el pasado.
Al menos una lección hermosa 

aquel ser me ha regalado.
Cuando no sepa donde empezar, 

buscaré en el amor recuperado 
por lo que soy.
Exhibiendo la verdad de lo que soy. 

Amando la unidad de mi yo.
Aquí estoy nuevamente,

reconstituida, renovada, 
recobrada o lo que sea.
Descubrí que cuando todos pierdan la calma 

yo encontraré templanza.
Y que si no me entiendes, 

será que de otro planeta eres…
Pero si me buscas, 
visítame en la Luna, si quieres.







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