Ella es Clara

Antes de abrir los ojos lleva las manos hacia el corazón, como verificando que aún funciona, confirmando que sigue aquí.
Los tímidos latidos le invitan a respirar con intensidad y alimentar el resto de su fina humanidad.
Se pregunta por su alma, sobre su espíritu y su fin, intenta respuestas para guiar su existir.
Se reincorpora y suelta un suspiro, esboza sonrisas como si precalentara. Se dirige al armario y elige el disfraz, se agiorna y perfuma para el día encarar.
Se encomienda en el cielo, pide serenidad, algo de confianza, respeto y sobre todo amar.
Después de una breve instancia en soledad sale al mundo a buscar su lugar.
Arribando al trabajo, cajonea sus sueños, otro respirar profundo para llegar a las seis.
En ocasiones lamenta las charlas pospuestas pues, mucho demoró en entender su aflicción. Afortunadamente, en un haz de sinceridad, dejó caer la venda y empezó a dialogar.
Sabe que le falta un buen trecho por recorrer, al menos puede pararse en la vía correcta esta vez, empacar en su bolso sólo lo necesario y abandonar a suerte todo el pasado.
También descubrió lo que escrito tenía en sus ojos y así comenzó a leer las miradas de otros. ´
Madrugó en la vida, madruga día tras día.
Aprendió a patear miedos y a causar sensación.
No importa si nadie le toma la mano, importa que nadie le cause dolor.
Ya se le hizo tarde, ahí la vi corriendo, a este personaje que habita frente a mi balcón. Es tan transparente que te cuenta un cuento con el simple saludo de otra ocasión.






Fotografía: Nastia Vesna

Comentarios

Entradas populares de este blog

Disimuladamente

La historia del Bar

Chica de ciudad