Un mensaje de texto
No tiene color, sabor ni aroma.
Es una promesa sin piel,
Una melodía sin voz.

Las palabras no tienen peso
Si no las llegas a concretar.
Meras líneas improvisadas,
Carentes de sensaciones.

Los dedos saltan 
Entre las teclas.
Repasan su coreografía
Para un pálido escenario.

Si falta la sensación del presente,
El cuerpo no puede danzar,
La mirada se aparta,
La boca se seca.

Un perfume a nada
Saturando el pecho,
Espesando el aire
Y helando el vientre, las entrañas.

Algún timbre en el teléfono
Y un número en la pantalla
Indicarán que hay un nuevo mensaje.
Más de lo mismo.

Detrás de la pantalla, 
Todo.
Detrás de la puerta, 
Nadie, nunca hay nadie.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Disimuladamente

La historia del Bar

Chica de ciudad