La prosa y el verso nos transportan a otros lugares, por momentos intangibles, en ocasiones utópicos.
Hoy son el medio para expresar mis sentires, mis anhelos y hasta mi imaginario.
Él la sigue con la mirada cuando sale de la oficina quizás a buscar algo y ponerse a trabajar. Ella quiere ser eficiente y seria, busca abstraerse para no errar, casi no sociabiliza para salir a tiempo hacia su hogar. Se cruzan en los almuerzos, a veces en la sala de fotocopiar, su momento preferido del día es cuando con un beso se van a saludar. Casi no hay hablado, no saben que hay detrás de una bonita sonrisa en ella o de él en su elegante caminar... Bettina Dávalos
Se conocieron un sábado a la noche. Elvira tenía una copa encima mientras que Augusto portaba algunos tragos de más. Los dos salieron aquella noche para acompañar a unos amigos: los dos salieron distraídos sin mucha intención. Después que sus compañeros entablaran el diálogo en la barra que todos compartían, volvieron sus miradas errantes hacia los ojos del otro. Lo pensaron por un instante y empezaron a charlar. De los otros se olvidaron y se animaron a bailar. Con la madrugada llegó el primer beso y la invitación para algo más. Tomados de la mano partieron juntos a desayunar. Querían seguir compartiendo historias y escribir una más. Para la hora del té, ella propuso un pacto de treinta días, ni uno más. En caso de que él aceptara, el lunes debía confirmar. Augusto pensó la propuesta, compromiso no andaba buscando pero, ella dejó bien en claro que el día treinta y uno ellos volverían a ser dos extraños. Le llamó la atención y despertó su curiosidad, seguro que
Camina como si nadie la estuviera viendo, Jugando a la cuerda floja con la línea de las baldosas. Su largo cabello negro juega con el viento, Se anuda y se desenreda sin mediar intervención. Lleva siempre abiertos los cierres de la cartera Como invitando a espiar. Su celular está siempre en volumen mínimo, Para que no la aturda y Porque no espera llamadas importantes en verdad. Cuando va al cine o al teatro Deja al descubierto a la niña interior Con inmensa capacidad de asombro Y excitación que abre grandes los ojos Al tiempo que sonríe con emoción sincera. Una vez al mes compra alguna planta Para decorar el balcón ya que suelen secarse Porque no tiene idea de jardinería, No sabe más que regar. Evita que le abran la puerta Ni que le paguen un trago en un bar. Vive en el pequeño octavo piso De un edificio antiguo que entona Con los pocos muebles usados Que le cedió su tía abuela. Ella pasó por alto los 30 años. Todavía tiene ilusión de
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