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Whatsapp miente

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Detrás de un teclado hay un corazón que no escuchamos aunque estemos con el vibrador. Una persona cansada que responde solamente “bien” a la profunda pregunta de “Cómo estas?” Un “te quiero” desde la cama de un extraño porque al destinatario no lo fue a ver. Unos chistes sin gracia, anónimos, reenviados sin ganas tan sólo al listar a unos diez. De perfil una sonrisa impostada en un evento extraordinario que la ordinaria vida no alcanza sostener. Cuantos “vení”, “mañana te veo”, “te extraño, ahí voy” “te necesito a mi lado ahora”... Que no se dicen, que se borran, que quedan pendientes para coordinar... Cuántas ganas escritas que nunca se llegan a concretar... Cuántos besos dibujados que nunca son entregados... La única red es la tensa línea de fibra óptica que nos consume luz y difumina acciones. Ahorra abrazos, evapora cafés, siente por fotos y conoce supuestas alegrías. Ocupa memoria de líneas y nos borra los versos, la verdadera poesía de salir a la vida y e

Disimuladamente

Él la sigue con la mirada cuando sale de la oficina quizás a buscar algo y ponerse a trabajar. Ella quiere ser eficiente y seria, busca abstraerse para no errar, casi no sociabiliza para salir a tiempo hacia su hogar. Se cruzan en los almuerzos, a veces en la sala de fotocopiar, su momento preferido del día es cuando con un beso se van a saludar. Casi no hay hablado, no saben que hay detrás de una bonita sonrisa en ella o de él en su elegante caminar... Bettina Dávalos

Planetario

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Conocí a un chico quien quiere me peine prolijamente y yo no se como explicarle que aún están tirantes las ideas de cola alta y jugo ácido de limón norteño. Yo sonrío y observo sin disimulo, él se hace el distendido, parecemos niños, ya ni pienso mientras me aproximo para percibir su perfume y acercarle el mío. Lo malo habla de lo bueno y lo ausente del necesario extrañar... esto de psicología inversa no me sale natural. Le digo lo que siento o me callo a dar lugar? Caminaba tras mis pasos, yo evitando mirar detrás, destino travieso supo que usar un amigo sería eficaz. Él sería lo que busco, yo sería su anhelar. Mundos distintos del mismo universo, tomados de la mano para orbitar, ven alinearse al sistema y sentados en la Luna mientras se toman de la mano observan los cometas pasar. Bettina Dávalos

Lupa

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Buscamos alguien que nos salve en este mar de sentirnos náufragos adormecidos  que con suerte logran flotar si no es que se ahogan antes en la absurda soledad. Bettina Dávalos Fotografía Bettina Dávalos - poesía

Atragantarse

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Recuerdo la primera vez que me dijiste “Te quiero”, yo quería corresponderte, lo decía por dentro mientras más palabras se atoraban sin poder sonar, sin poder salir. Sólo mi mano seguía acariciándote y la respiración evitaba que la noten, solamente los dedos dibujaban las caricias en tu espalda, mientras las palabras se callaban sin poder volar, sin poderse oír. Hubiese querido que leas mi rostro, desatases el nudo de mi garganta, como descifrar las señales en mi rostro mientras las palabras cobardes enmudecían sin poder gritar, sin poder vivir. Bettina Dávalos - poesía

Muestra gratis

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Yo me pregunto, que tan poco me valoro como ser humano que me tengo que ir a la otra punta de la ciudad para tener un breve sexo contigo porque tu no, no puedes trasladar tu cuerpo cerca de mi, ni a mi horario ni vemos el mismo canal... Bettina Dávalos

Pérdida perdida

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Todos perdimos a alguien... cuando se mudó a otro lugar, a veces nomás a un barrio a trasmano, cuya hora de distancia lo volvió mucho más lejano aún. A veces el amor por alguien se lo llevó a pasar el tiempo en estrechos balcones duales y dejó de llamar para calmar la sed del espíritu. Puede tu mismo extrañes a alguien que en su sano egoísmo se quedó sin lugar en la agenda para tus mundanas charlas sobre ensayos de vivir. Recuerdo el caso de alguien que se casó feliz y en menos de un año dejó de ver a cualquiera que no cuidara niños o cambiara un pañal. Gerente era alguien que ya no coincidía con amiguitos de su infancia cuando visitaba su pueblo natal, aquel donde aún dormían la siesta. Finalmente está Él alguien que algunos temen y otros desconocen, que sabe seguro nuestra instancia final. Por la pérdida de alguien perdida quedo más de un instante, melancólica y errante, a nadie querido suelto así nomás -o algo- que el apego no deja marchar. Porque duelen los lazos rot