Tristeza final

Lo ignoro en el día, lo esquivo en la cama. Ayer fue la tercera noche que me hago la dormida esta semana. Sin embargo me quedo pensando.
Ahora veo que se volvió frío, que aquella disputa sigue presente, que intuye mi alejamiento, que no importa la sangre, el legado ni los juramentos.
No puede perdonar y va creando heridas, lejos está de sanar.
¿Por qué será que su camino ya no me incluye a mí?
He estado orando para que sea él quien se aleje, he estado deseando que alguien lo arrebate de aquí. También soñé ser rescatada de la torre más sólo veo al tiempo correr.
Es que no tengo el valor, es que no quiero ser responsable de tomar la decisión. Ya bastantes errores he cometido y ya no tengo fuerzas para hacer más.
La terapia me hizo ver que no funcionaría; mi madre, amigos y hermanos, todos tienen idéntica visión.
Estoy imaginando los momentos difíciles, suponiendo serán más crudos de los que ya coleccioné.
Quería que marchase, lo estuve intentando, aferrada a esta pareja, a esta unión. Ya no tengo ni uñas ni dientes.
En la calle sólo pueden ver mi sombra, soy un fantasma en esta prisión.
A veces me pregunto, y temo ante la posible respuesta, ¿acaso no merezco un gran amor?, ¿es tan poco lo que doy?, ¿será que no valgo nada?.
Pero más le temo al mismísimo miedo a ser feliz. Creo es hoy mi mayor enemigo.
Estoy tan acostumbrada a que no funcione que, si no funciona estaría ¿bien?
Y al final veo lo mucho que pienso y lo poco que estoy haciendo, si del mañana nadie sabe. Me la paso dando vueltas y ni miras de disfrutar el hoy.
Se cuales fueron mis errores y por ello soy consciente de que esto no da para más.
Se que su frialdad puede convertirse en la mía. Se que a él no lo puedo mutar.
Se que si me voy tal vez nunca regrese. O que si quiero volver, él no me lo permita.
Dar una lección, o aprender de una lección…
Mientras tanto seguiré buscando en mi corazón.





Pintura: Vicente Romero


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