Desolación


Fotografía: Nastia Vesna





Hasta que no percibí el frío en tu mirada, tenía dudas.
Hacía mucho tiempo que nos echaba de menos.
Imágenes empezaron a rodar frente a mí.
No era un callejón sin salida, más bien
Una plazoleta inundada de otoño, yerma y abandonada.

Solías contarme tus grandes proyectos,
Me invitabas a viajar al infinito…
Del silencio entendí.
Y reconocí algo que ya tenía 100 pasos de ventaja.
De los celos recorrerme de principio a fin, no entendí nada.

Nos habíamos quedado sin palabras.
Nos habíamos quedado sin acción.
Si tuviera la clave volvería a aquel momento impreciso en el que todo cambió.
Si tan sólo el remordimiento sirviera para regresar al soldado sin nombre,
Al ángel caído, al príncipe de mis sentidos.

Respiro profundo y no sale la voz, tan sólo un suspiro.
Una forastera timidez teje un chaleco de fuerza.
Mi mano paralizada y el calor, que llega hasta los dedos, quema.
Como atemorizada por la sola intención de acariciarte.
Se levanta una tela de araña al rededor.

No puedo mantener la mirada horizontal,
Tampoco quiero mirar mis pies.
Con incomodidad más grande que sentada de regreso en el tren,
Entre la multitud.
No deseo caminar sola. No sin ti.

Es oficial. Estoy paralizada.
Como si fuera un trapo se estruja mi corazón.
Y ya no siento nada.
Tu frente mío, como si nada pasara.
Y es que hace rato nada entre nosotros pasa.

Hace tiempo, tu camino tomó una diagonal.
Y voy fui soltándote la mano. Me siento derrotada.
Abatida pienso por dentro: no me abandones amor.
Prendamos el hogar, pongamos leña al fuego.
No voy a dejar que la luz se apague.

¿Y si es lo que quieres?
¿Y si ya no me quieres?
¡Bienvenida inoportuna inseguridad!
Sin embargo sigues ahí, en frente, terminando tu cena.
Sin saberte protagonista de mi película de terror.

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