Madurez

Temí mostrarte mis heridas,
Temí ser poco para ti,
Te idealicé erróneamente y
Te amé aún más que a mí.
Yo, el Principito,
Tú, mi flor.
Ya no sé como cuidarte
Aunque en realidad deba ser yo
Quien se cuide de tocar tus espinas,
Tan bellas como peligrosas,
Tan propias que sin ellas
No serías mi predilección.
Y por hastío o por cobardía,
Hoy decido apartarme
Dejándote mi estela, y
Bendiciéndote los pasos.
Caigo en la cuenta
De que tengo que aprender
A prescindir de lo prescindible,
Aunque cuesta, aflija o duela.
Supongo que pensar mucho y
No lograr demasiado
Es la causa del desgano, y
Me causa dolor de estómago,
Lugar donde hasta hace poco
Volaban juguetonas mariposas.
Pecho abierto, corazón desnudo,
Sentimientos maltratados,
Remordimientos indebidos.
Construiré un gran puente
Que sortee todos los caminos
Que conducían hacia ti.
No es por ti, es por nosotros.
Abriré las puertas para ser feliz.



Pintura: Vicente Romero

Comentarios

Entradas populares de este blog

Disimuladamente

La historia del Bar

Chica de ciudad