Consecuentemente amor
Si encontráramos razones para que exista el amor, se acabarían las penas, los corazones rotos y los desencuentros. No habrían personas solas que así no lo deseasen. Tampoco cabrían lecciones por aprender, necesariamente todo debería ser previamente aprehendido. Se acabaría la evolución interior. El amor hecho a conciencia perdería absoluta espontaneidad, alejaría la sorpresa, aniquilaría la expectativa y nada tendría emoción, deambularía la incertidumbre. Ya nada traspasaría los límites. Para que la lógica guíe el amar, los sentimientos devendrían en currícula, susceptible de método y teoría. Los enamorados en su pupitre tomarían apuntes. Los amantes recursarían por la lección que mal repetirían, por lo que dictado por la cabeza enmudeció el corazón. Solemos buscar subordinación y de ello no se salvo ni el amor, quien silencioso aunque no ingenuo, nos permite el ensayo-error. Años más, años menos, llega la iluminación, hay un solo ser supremo y se fundamenta en el amor. Él, con gene...