Estoy enojada conmigo por lo que me prometí y no cumplí, por bajar los brazos, por poner la otra mejilla por si acaso, por no oírme y callar cuando tuve voz, postergarme, mentirme, desalentarme. Estoy enojada por no haber confiado ni creído que lo lograría y sigo poniéndome metas que alcanzo mientras sigo dudando. Me miro al espejo y no me sonrío, no me oigo, no me abrazo, no me pongo crema porque no me dan ganas de tocarme. Sigo empujando otras vidas sin tener fuerzas para la mía. Enojada con lo que no es tal cual como yo querría sintiéndome desprotegida, luchando sin descanso contra mí. Sintiendo que me pesan los días desde la lectura mental pues en el corazón sólo hay llanto y dolor, sin emociones. Sin perdonarme, me repito que estoy enojada evadiendo el poder que me estoy negando, ignorándome de la manera más desleal, perdiendo batallas por abandono. Bettina Dávalos